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"...Disfruten de estos pensamientos a la deriva, los cuales conforman el mar de mi imaginación..."

domingo, 22 de mayo de 2011

Ahogo

Las cuatro paredes de mi habitación me acechan en la penumbra de la noche. Lás cálidas lágrimas recorren sin detener mi fría mejilla, mientras que los ojos se ahogan entre un mar de líquido salado.
El silencio del exterior, es neutralizado por mis propios sollozos que no me dejan respirar.

"Siento que me ahogo"

"Siento que ya no puedo más...no quiero"

Apreto con fuerza mi pecho, pero tal parece que el dolor marcó residencia dentro de mi, y no quiere abandonarme por nada del mundo. Aposentó su estadía y me inunda a sus anchas, dejándome en la más infinita soledad.

"Alguien...¿alguien puede ayudarme?"

No hay nadie. No por ahora.

Intento dar una buena batalla, pero a estas horas, las fuerzas me abandonan, mientras caigo en la inconsciencia del cansancio, deseando que una mano amiga, me aferre lo más fuerte que pueda.

martes, 3 de mayo de 2011

Prohibido

Las caricias incipientes, alternadas con suspiros entrecortados. La tibieza de la piel, oculta en la oscuridad desgarradora, susurros silentes, casi inaudibles, llenan el aire despacio. El cuerpo en la cercanía del otro, el calor que se desprende de aquel encuentro furtivo.

Prohibido.

No tienen que dejarse oír. Ambos lo saben. Pero las emociones son más fuertes y los deseos los embargan por doquier. Besos suaves y apretados. Abrazos sin la intención de dejarse ir. Ojos oscuros, observan a su acompañante, suave sonrisa en los labios, mirada traviesa. El chico toma fuertemente el rostro de la muchacha, atrayéndola contra él.

Porque no pueden.

En aquella sociedad no lo entenderían, ni lo querrían entender. Porque en aquel mundo, sus destinos no pueden unirse...porque en aquel tiempo, sus almas tan distintas tienen prohibido juntarse.

Se esconden de la gente, intentando vivir su amor en secreto. Huyen de las personas y de las preguntas. Y ante los demás, son dos personas que no se conocen ni se hablan.

La tibieza del roce entre aquellos cuerpos, las manos temblorosas acariciando el cuerpo del otro, la entrega total entre ambos, compensaba lo demás.

-Te quiero - voz intensa en la penumbra, mientras en aquel rincón ambos comparten su amor, alejados de las miradas inquisidoras, de los murmullos y del qué dirán.

En aquel cuarto, son tan sólo una pareja que se quiere, son dos personas comunes y corrientes. Ella lo abraza apretadamente, sintiendo la firme espalda bajo sus dedos, mientras que ambos se olvidan de lo demás por aquel instante. Tan sólo ellos.

Porque mañana volverán a la realidad. Porque tendrán que fingir no conocerse, fingir no sentir nada, y seguir cada día con la rutina de siempre, entre cámaras y flashes que no los dejan ni a sol ni a sombra.

Porque en aquel mundo, tenían prohibido el siquiera, dirigir su mirada al otro.